Un botiquín con más de 200 años de antigüedad en el Museo Naval de Madrid.
El Museo Naval de Madrid esconde en sus recovecos todo tipo de piezas destacadas relacionadas con el mar y, como no podía ser de otra forma, también guarda en su interior un botiquín portátil con más de 200 años de antigüedad. Una joya que, de manos de varios médicos-cirujanos, recorrió mares y océanos con el objetivo de salvar vidas y permitir a los marineros seguir dando mandobles por España.
Este utensilio -fabricado en caoba, bronce, tejido y vidrio- tiene poco más que 40 cm de alto y 31 de ancho. A su vez, está compartimentando en multitud de pequeños cajones rematados con tiradores de bronce en los que los médicos embarcados guardaban frascos, medicinas o instrumentos tales como bisturís, torniquetes destinados a contener la sangre o escalpelos.
Según la «Real ordenanza naval para el servicio de los baxeles de Su Majestad (1802)» este tipo de cajas debían ser propiedad del médico-cirujano y, debido a su importancia, se tomaban todas las medidas posibles para evitar que se
dañaran: «Han de embarcar todos los Médico-Cirujanos caxa de instrumentos para las operaciones de la facultad, provista de la cuenta de la Real Hacienda, e inspeccionada antes (…) con certificación de su estado para (…) la competente reposición en caso de perderse en toda o parte, o deteriorarse por omisión o malicia».
Este utensilio -fabricado en caoba, bronce, tejido y vidrio- tiene poco más que 40 cm de alto y 31 de ancho. A su vez, está compartimentando en multitud de pequeños cajones rematados con tiradores de bronce en los que los médicos embarcados guardaban frascos, medicinas o instrumentos tales como bisturís, torniquetes destinados a contener la sangre o escalpelos.
Según la «Real ordenanza naval para el servicio de los baxeles de Su Majestad (1802)» este tipo de cajas debían ser propiedad del médico-cirujano y, debido a su importancia, se tomaban todas las medidas posibles para evitar que se
dañaran: «Han de embarcar todos los Médico-Cirujanos caxa de instrumentos para las operaciones de la facultad, provista de la cuenta de la Real Hacienda, e inspeccionada antes (…) con certificación de su estado para (…) la competente reposición en caso de perderse en toda o parte, o deteriorarse por omisión o malicia».
Tomado de: M. P. VILLATOROMADRID 🔺
Botiquín en un anticuario, MEDIDAS: 16 DE ALTO, 13 DE ANCHO Y 18 DE LARGO
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